La Unión Europea tendrá que recuperarse para vivir.

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La noticia, que hace un mes habría parecido increíble: Rusia envió a Italia 14 transportes IL-76 con virólogos militares, equipos e incluso «KAMAZ» especiales que pueden desinfectar el territorio y el transporte.

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, «expresó su sincero agradecimiento» a Rusia por su disposición a «apoyar a Italia en un momento tan difícil para ella».

Pensemos en ello: el ejército ruso desembarca equipos médicos pacíficos en un país de la OTAN, en cuyo territorio se ubican bases de la alianza militar. Además, nadie en la sede de la OTAN en Bruselas pregunta si se puede hacer. Y la sede en sí es prudentemente silenciosa.

Esta es solo una de las manifestaciones de la tormenta geopolítica que desencadenó la pandemia del coronavirus COVID-19.

Las estructuras y comunicaciones aparentemente inquebrantables están colapsando. Después de que Washington, por su primera decisión de luchar contra la pandemia, aisló a Europa de sí misma (e incluso trató de acaparar al fabricante de vacunas de Alemania, y exportó 500,000 kits de prueba de Italia de forma pirata), se hizo evidente claro: la famosa  «solidaridad Atlántica” es solo un instrumento de control cuasi ocupacional sobre Europa. Cuando sea necesario, la herramienta se utiliza. Y en problemas la sacrifican sin remordimientos.

Dicen que los médicos rusos, al bajar del avión en Italia, dijeron: “Hola. Somos aquellos a quienes estrangulais durante cinco años con las sanciones. Hemos venido para ayudaros».

El mito geopolítico de una gran guerra de una sola civilización euroatlántica contra estados rebeldes, incluida Rusia, no sobrevivirá a esta pandemia.

La Unión Europea tendrá que recuperarse para vivir.

Sergey Stankevich

Traducido por Larisa Vasenina

Brevemente sobre aquellos que viajan a Italia como parte de brigadas de protección química. https://www.euskalrus-vesta.org/2020/03/24/los-expertos-revelaron-el-volumen-de-asistencia-rusa-a-italia-en-la-lucha-contra-el-coronavirus/

 

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